Bon appétit


Título original: Bon appétit / Año: 2010 / País: España-Alemania-Suiza / Duración: 91 min / Director: David Pinillos / Guión: David Pinillos, Juan Carlos Rubio, Paco Cabezas / Fotografía: Aitor Mantxola / Música: Marcel Vaid / Reparto: Unax Ugalde, Nora Tschirner, Giulio Berruti, Herbert Knaup, Elena Irureta, Xenia Tostado. / Sinopsis: Daniel, un joven y ambicioso chef español, acaba de conseguir trabajo en un restaurante de Zurich. Su talento le servirá para progresar, pero no podrá evitar que su relación con Hanna, la atractiva sumiller del restaurante, se transforme en algo más que una simple amistad.

David Pinillos dirá lo que quiera, pero Bon appétit (2010) es una muestra condenadamente eficaz de lo que debe ser una comedia romántica indie. Sin embargo, en sus declaraciones, remacha su intención de presentar unos personajes reales, con sus altibajos y contradicciones, en las antípodas de lo que solemos ver en este género. Puede que sea así, pero la banda sonora, la selección de escenas y su desarrollo lo desmienten con sutil rotundidad: es posible que estadísticamente demos con una secuencia de acontecimientos como los que muestra la película en la vida real, pero es tan inverosímil como la letra de cualquier bolero. Pero eso es normal, y es bueno que sea así en Bon appétit, porque significa que es una buena comedia romántica.

O si no cómo explicar la forma tan divertida, encantadora y nueva que tiene el filme de dar a conocer a Hanna (una Nora Tschirner que se ha ganado el puesto de Fetiche del mes), desprendiendo encanto en su mirada, su pelo y sus gruesos jerseis de cuello alto (gracias Lapor). Yo también quiero que una mujer como Hanna me eche miraditas mientras compro en el mercado, o que se asome a la cocina cuando medio discuto con mi madre por cosas de la vida y del amor. Seamos realistas: eso sólo sucede en el cine romántico más clásico.

Al final, los requisitos de toda ficción se imponen a los deseos de realidad imperfecta que propone Pinillos, y no porque le haya salido el tiro por la culata, todo lo contrario. Quizá el deseo de distinguirla de la legión de filmes románticos que se estrenan cada mes le llevaran a desmentir su propio e impecable trabajo.

Creo que la mejor definición de la película es la de Irene Crespo en Cinemanía, quien señalaba que el imaginario laboral y sentimental (en una palabra, generacional) que refleja es el de los erasmus nostálgicos que tan bien mitificó para la ficción Cédric Klapisch. Jóvenes casi en la treintena que se lo pasaron de miedo durante seis meses en alguna universidad europea y que asocian un trabajo –creativo, por supuesto– en el extranjero al éxito personal. Una actividad que, de paso, les permite experimentar una especie de prolongación de su alocado pasado universitario: conocer gente nueva, sexo sin compromiso, fiestas, alcohol y debates hasta la madrugada… Una vida con billete de vuelta garantizado, porque siempre quedará la familia, los amigos y una ciudad natal adonde regresar con una chica encantadora y charlar de los recientes viejos tiempos. La generación erasmus comienza a tomar el relevo y eso tiene que notarse en su cine. De momento las primeras impresiones son favorables.

Bon appétit es una excelente muestra de ese cine español que apuesta por rodajes en inglés, con reparto y localizaciones internacionales. Otro buen debut en el largometraje a la altura de cualquier director occidental. Probablemente sea la mejor vacuna contra el costumbrismo casposo que ha atrofiado durante décadas la industria del cine autóctono.

NOTA:

Acerca de José Ángel Garrido
Contribuyo a la blogosfera cinéfila desde 2006 (tres años más desde una página personal). Colaborador de la revista de historia "L'Avenç", también he escrito para "La aventura de la historia" y "Film Historia". He publicado "Minorías en el cine" (2003) y "Empezaré contando el final" (2007), sobre el cine en blanco y negro. Tengo pendiente una publicación en un libro colectivo sobre cine español. En internet comencé colaborando en "Canalcine" y "Cineadictos", y más tarde en "El Multicine". Finalmente, en abril de 2006 abrí mi blog "Sesión discontinua", desde el que continúo afilando las armas de la crítica cinematográfica.

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