Tom Jones


Título original: Tom Jones / Año: 1963 / País: Reino Unido / Duración: 129 min / Director: Tony Richardson / Guión: John Osborne basado en la novela de Henry Fielding / Fotografía: Walter Lasally / Música: John Addison / Reparto: Albert Finney, Susannah York, Hugh Griffith, David Warner, Edith Evans, George Devine, Joan Greenwood, Diane Cilento, David Tomlinson, Rosalind Atkinson, Angela Baddeley… / Sinopsis: Hijo ilegítimo de una pobre mujer que se vió obligada a abandonarlo poco después de nacer, Tom Jones fue criado con indulgente cariño por el señor Allworthy hasta que, al llegar a la edad adulta, se enamoró de Sophie Western -su encantadora vecina-, y el celoso sobrino y heredero de su benefactor decidió poner fin a su estancia en la hacienda familiar.

A tiempo pasado es difícil o imposible de entender como la Academia decidió que esta película fuese la mejor de 1963. Pero tengamos en cuenta que Tony Richardson venía de erigirse como el rey del free cinema, el homólogo británico de la nouvelle vague, con una obra de arte llamada “La soledad del corredor de fondo” que había impactado con fuerza en el panorama cinematográfico mundial. Una generación que se perdió al cruzar el charco y pasarse al cine hollywoodiense, del que solo se salvó el original pero escueto Lindsay Anderson. Sin duda, se benefició de la competencia de aquel año en que las grandes películas que más reconocimiento obtuvieron tenían el handicap de ser de habla no inglesa (“Fellini 8 y ½”, “El infierno del odio”, “El desprecio”, “El cuchillo en el agua”…). Contiene muchos de esos recursos visuales y sonoros ridículos, dignos de Benny Hill, que tanto se empeñaba en usar Tony Richardson pese a que diesen la impresión de bajo caché. Eso desacredita el montaje y empaña un poco la técnicamente buena dirección. En “Tom Jones”, Richardson se sale del movimiento. Es un antecedente peripatético de “Barry Lyndon”. Después de esto su carrera se fue a pique. Uno de esos casos de «más dura será la caída». Triunfar sin convencer es lo que tiene. Luego no volvió a hacer ni una sola película mínimamente destacable (aunque “La frontera”, con Jack Nicholson y Harvey Keitel, puede ser medianamente interesante). Fue un director para un movimiento y un momento. Fuera de él no se supo mover, igual que no se sabe mover un pez fuera del agua.

“Tom Jones” es una ligera y picaresca epopeya de época con tono de musical que va girando hacia la intriga de vodevil conforme transcurre su travesía y que toca por el camino temas como el amor, la envidia, el sexo, la hipocresía… trasladando la figura del narrador crítico y reflexivo en off de Henry Fielding (considerado para algunos el padre de la novela inglesa). Es un film que nació viejo. Hoy en día tiene largas secuencias en las que casi no se puede ver, pierde prácticamente todo su efectismo. Para entender por completo la valoración que la llevó a triunfar en los Oscar no solo hay que retroceder en el tiempo, habría que haber vivido ese tiempo. Eso si, sirvió para sacar a la palestra a un actorazo como Albert Finney que, sin embargo, ha encadenado sus mejores papeles ya en la madurez salvando aquel Hercules Poirot de “Asesinato en el Orient Express” y aquella maravilla llamada “La sombra del actor” repleta de interpretaciones estelares. Aquí le acompañan una serie de actores y actrices sin mucha casta pese a que obtuvieron varias nominaciones a los Oscar como fue el caso del esperpéntico Hugh Griffith o la inexplicaba orgía de nominaciones (tres, ni más ni menos) a un reparto femenino sin grandes interpretaciones. Curiosamente, quien más me gustó fue la única que no nominaron (Joan Greenwood). Todo ello la hace pasar a la historia como la ganadora más discutible del Oscar a la mejor película.

Uno de los grandes males de este film es su penosa introducción. La primera media hora de “Tom Jones” refleja una película con una realización de alto nivel, interesante como experimento, pero también una comedia donde pocos chistes tienen gracia, que no engancha (más bien te advierte que huyas). Demasiadas escenas dan la sensación de ser prescindibles y reiterativas, se hubiese agradecido que el editor hiciese más uso del corte. Sin embargo, pasada esa media hora el film tiene un ascenso importante, tornándose magnífico en algunas escenas y acrecentando a espuertas su interés. En los últimos veinte minutos se puede apreciar esa subida del ritmo narrativo que tanto se echaba en falta y coincide con los momentos más acertados en la comedia. Tiene un final de broma, loco y absurdo, que resuelve todo en segundos. A esas alturas ya no se le puede pedir más. Al final deja mucho mejor sabor de boca de lo que uno podría pensar con su desesperante introducción y se puede decir que “Tom Jones” podría ser una gran película (nunca obra maestra) con un mejor trabajo de montaje, el punto flaco que casi hunde el film. Se queda en obra interesante, divertida solo a ratos, a la que le sobra media hora y de la que se podría esperar más teniendo en cuenta la gran base literaria del satírico Fielding.

NOTA:

Acerca de Ángel Camargo
Este escritor y periodista titulado por la Universidad de Gales nació en Sevilla en 1985. Su trayectoria está íntimamente ligada al mundo del cine y la literatura siendo guionista freelance desde hace más de un lustro, además de colaborar en diversas webzines en calidad de crítico, así como en productoras cinematográficas y televisivas. Igualmente, ha trabajado como realizador, editor y productor de videoclips, documentales y cortometrajes. Ha cursado también estudios de postgrado en el campo del periodismo deportivo (CEA) y guión de cine y TV (USJ).

One Response to Tom Jones

  1. Pingback: Tom Jones, la más desconocida y olvidada ganadora del Oscar

Deja un comentario