Candilejas


Título original: Limelight / Año: 1952 / País: Estados Unidos / Duración: 134 min / Director: Charles Chaplin / Guión: Charles Chaplin / Fotografía: Karl Struss / Música: Charles Chaplin / Reparto: Charles Chaplin, Claire Bloom, Buster Keaton, Nigel Bruce, Sydney Chaplin Jr., Norman Lloyd, Melissa Hayden… / Sinopsis: Un payaso de edad madura salva del suicidio a una joven bailarina a la que cuida, enseñándole todo lo que él sabe sobre el mundo del teatro ahora que se encuentra en decadencia y alcohólico mientras todos le califican de acabado.

Anoche revisé este prodigio cinematográfico generado de la necesidad de un todopoderoso del séptimo arte de crear su alegato final. Me sirvió para confirmar que no ha perdido ni pizca de su energía, que es una obra inmortal como pocas y una de las mejores y mayores películas de la historia, un manifiesto inolvidable que nadie debería perderse. Podría publicarse una recopilación de frases para recordar solo con su libreto. El personaje de Chaplin, una vieja gloria del teatro cómico llamado Calvero, tiene unos diálogos extraordinariamente ingeniosos dignos del mejor Groucho Marx. De este modo, Chaplin demuestra que su elocuencia no comprende límites entre gestos o palabras. Son más de dos horas pero parece que fuesen treinta minutos, se pasan volando en una de las obras clásicas que mejor he visto combinar profundidad con entretenimiento. Calvero es Charlot al desnudo. Es la personificación del sentimiento de desencanto de Chaplin provocado por un país, sumido en una de las etapas más oscuras para su democracia como fue el mccarthismo, que lo estaba repudiando hasta el punto de que lo echaron a patadas de vuelta al otro lado del charco. Es el último discurso del más grande orador que ha dado el cine, con la humildad y honestidad de quien solo tiene el afán de ofrecer la verdad de un sentimiento, lo que sucedía en todas sus películas y lo que le hizo triunfar universalmente. Aquí nos habla de la importancia del amor para que todas las empresas de la vida lleguen a buen puerto. Tanto el amor propio como el ajeno, ya que a menudo necesitamos ver reflejado nuestro valor en el amor que merecemos a alguien y sobre todo cuando estamos hundidos.

Partiendo de esa base, Chaplin nos regala un canto a la vida, a la coherencia para con uno mismo para seguir adelante con lo que queremos pase lo que pase, vengan los golpes que vengan. Siempre se destaca lo lacrimógena que resulta “Candilejas” y yo no estoy de acuerdo. Creo que es una película que rebosa vitalidad como pocas haya visto yo. Nos enternecerá, conmoverá y emocionará, pero por encima de todo eso nos apasionará, nos inflamará de vigor y fuerza, de energía para vivir y luchar, para imponernos. Y no porque al final vayamos a conseguir nuestro objetivo, si no porque el mismo camino es el objetivo. Vivir así es la única forma de vivir. Lo demás es simplemente existir o dejarse morir. Chaplin era un hombre vestido de cómico vagabundo que se infiltró en los corazones de la humanidad, que supo utilizar la risa como un arma clarividente para ganar batallas que otros no sabían ganar con violencia, que no se dejó tumbar ni cuando era un pequeño descalzo tratando de sobrevivir en el sórdido Londres de fin de siglo ni cuando lo expulsaron del país al que había ayudado a humanizar. Y trata de contagiarnos de ello con su “Candilejas” y con su crepuscular Calvero, autobiográfico y abatido pero con alma de ganador aunque se sienta acabado. No hay que vivir la vida pese a las diferencias, hay que vivir la vida con las diferencias. Hay que saber aceptarlas cuando lleguen y saber luchar si persisten. Por que ese es el único sentido de la vida, luchar para sentirnos vivos. Y para ello hay que amar la vida y amarnos a nosotros mismos.

Chaplin interpreta a su personaje del único modo que sabe, mediante la comedia física demodé. Brinda una magnífica actuación cuando se sosiega en los momentos de tristeza y cuando se acentúa cada vez que sale la personalidad clown de Calvero, siendo las escenas meridianas las que resaltan negativamente su uso de la comedia física. Sonará estúpido pero me pregunto si Pacino se fijaría en esta interpretación de Chaplin, porque a la hora transmitir el cansancio y el peso de los años parecen idénticos, sobre todo en las escenas en que Chaplin está bebido y usa una aletargada gestualidad de confusión espacial. Claire Bloom le da una réplica a su talla con un personaje no menos interesante del que saca la mejor interpretación de su carrera siendo éste casi su debut. La banda sonora es otra de las maravillas de “Candilejas”. Ganó el Oscar de 1972 (pasaron dos décadas desde su filmación hasta que se estrenó en Los Angeles) imponiéndose a partituras geniales como la de Nino Rota para “El padrino” o dos nominaciones del maestro John Williams. Significó el único Oscar de este genio londinense (si, aparte de gran director, actor, guionista, etc… escribía partituras de ensueño) cuando América se dio cuenta de que no habían sabido cuidar a uno de sus grandes impulsores como potencia cinematográfica que se marchó cerrando el telón con una actuación conjunta de los dos mastodontes de la comedia muda, Charlie Chaplin y Buster Keaton. Chaplin, como el tiempo, es un gran autor, siempre encuentra el final perfecto.

NOTA:

Acerca de Ángel Camargo
Este escritor y periodista titulado por la Universidad de Gales nació en Sevilla en 1985. Su trayectoria está íntimamente ligada al mundo del cine y la literatura siendo guionista freelance desde hace más de un lustro, además de colaborar en diversas webzines en calidad de crítico, así como en productoras cinematográficas y televisivas. Igualmente, ha trabajado como realizador, editor y productor de videoclips, documentales y cortometrajes. Ha cursado también estudios de postgrado en el campo del periodismo deportivo (CEA) y guión de cine y TV (USJ).

Deja un comentario